“Cómo Hablarle a tu Pareja si Quieres que Te Escuche” Estrategias para Mejorar la Comunicación

“CÓMO HABLARLE A TU PAREJA SI QUIERES QUE TE ESCUCHE”

Estrategias para mejorar la comunicación

PSICOAT. CENTRE D’ATENCIÓ PSICOLÒGICA

  • ¿En qué consiste la comunicación?

En los seres humanos, la comunicación es un acto propio de nuestra actividad psíquica, derivado del lenguaje y del pensamiento. Consiste en un proceso de interacción social a través de símbolos y sistemas de mensajes que nos permiten expresar nuestras necesidades, aspiraciones y emociones.

Partiendo de la base de que resulta imposible no comunicar, en una situación de interacción, cualquier forma de comunicación, tanto verbal como no verbal (tono de voz, expresión facial, silencios, etcétera), transmite un mensaje, aunque no tengamos la intención de hacerlo. Por ejemplo, si al llegar a casa respondes apáticamente al saludo de tu pareja, además del saludo, estarás comunicando otras cosas como cansancio o indiferencia.

  • ¿Por qué es importante saber comunicarte?

La comunicación es imprescindible para procurar y mantener una buena relación de pareja. Una comunicación adecuada es aquella que permite al otro enterarse de lo que queremos decir. Aunque resulte algo obvio, la base del conflicto de muchas parejas que solicitan ayuda psicológica para resolver sus conflictos es la falta de habilidades para expresar, de manera asertiva, sus propios sentimientos y necesidades. En ocasiones, dos personas pueden tener ideas muy diferentes acerca de una misma realidad compartida. Los malentendidos son una de las principales causas de conflicto dentro de la pareja, provocando importantes desencuentros.

  • ¿Cómo puedes mejorar la comunicación con tu pareja?

Cuida la comunicación no verbal tanto como la verbal: mira a tu pareja a los ojos, sonríele y utiliza el contacto físico y la proximidad para favorecer el acercamiento y demostrarle que tienes interés. Utiliza un tono de voz lo más neutro posible.

A la hora de discutir sobre un tema, elige un lugar adecuado para hablar donde no haya interferencias (teléfono, televisión,…) y donde nadie os pueda interrumpir. No es conveniente discutir en presencia de familiares, hijos o amigos.

No le interrumpas cuando hable.

Expresa, con la mayor exactitud posible, lo que te gusta y lo que te desagrada poniendo ejemplos muy concretos. Procura subrayar lo que te ha gustado: comienza expresando un aspecto positivo del comportamiento de tu pareja y, después, pasar a hablar de aquello que no te ha gustado.

Si quieres pedir a tu pareja un cambio de comportamiento, hazlo mediante una petición, no una exigencia (se supone que respetas al otro y buscas su colaboración). Evita las burlas, críticas o comentarios jocosos y las expresiones drásticas como NUNCA o SIEMPRE. Por ejemplo, cambia un “nunca colaboras en las tareas de casa” por un “me gustaría que te encargases de hacer la cena“. En la segunda afirmación sugieres, sin hacer reproches, exactamente aquello que quieres que haga tu pareja.

Habla de lo que ha hecho tu pareja, no de lo que es. Por ejemplo, “has cometido una insensatez” en lugar de “eres un insensato“. El objetivo es cambiar un comportamiento determinado y una “etiqueta” no conduce al cambio, ya que pone al otro a la defensiva.

No adivines el pensamiento del otro ni hagas suposiciones: pregunta.

Céntrate sólo en el tema que se está tratando en ese momento; no saltes de un tema a otro.

Evita acumular los problemas, planteándolos cuando surgen para que el resentimiento no te haga explotar en el momento más inoportuno.

Acepta las propias responsabilidades. No presentes contra-quejas.

Acabad siempre con una propuesta sobre cómo solucionar el problema y el modo particular de llevar a la práctica dicha propuesta, acordando qué hará cada uno para llegar a la solución.

Comprender al otro y hacernos entender es un arte que facilita la convivencia y la armonía en pareja. Por este motivo, merece la pena invertir en potenciar estas habilidades.

Al comienzo todos estos pasos pueden resultar artificiales, pero es un hecho demostrado que, con el tiempo, llegan a convertirse en un hábito y se automatizan espontáneamente. Quizá ya conocías muchos de ellos; si no es así, te invito a que los pongas en práctica.

Gloria Martos Santiago.

Psicóloga Col. nº 12945.

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